Cuatro Giros habló con Walter Nelson, el prestigioso relator deportivo que estuvo a un paso de ser futbolista hasta que sufrió una perdida que cambió su vida. La relación con los jugadores, su amor por la celeste y blanca, y su cuenta pendiente: “Conocer a Mohammed Alí, el más grande de todos”.

Su debut en un mundial fue en 1978 con Argentina campeona del mundo, después vio a Maradona levantar la copa, dejó cientos de relatos memorables; pero mucho antes de eso, Walter soñaba con ser futbolista, es por eso que, en comunicación con Sebastián Alonso, recordó cómo comenzó la profesión, dejando las inferiores de Atlanta por la necesidad de trabajar: “Mi carrera como relator comenzó una vez que dejé de jugar por temas personales. Falleció mi papá joven, yo era hijo único. Conocí a mi mujer, hija de un relator, y ahí comenzó mi carrera”, recuerda.

“Cuando era chico me quedaba mucho tiempo solo y mi compañía era la radio. Relataba partidos imaginarios, con apellidos de jugadores que inventaba”, cuenta y agrega: “Tengo mucha memoria. En nuestra profesión lo principal es tratar de tener memoria. No solamente de lo que pasó sino de lo que está pasando y lo que está por venir. Creo que lo heredé de mi papá, que tenía una memoria sensacional. También le gustaba mucho el cine y el boxeo, como a mí”.

Mientras daba sus primeros pasos como relator llegó el Mundial de 1978, en el que Argentina lograría su primera estrella. Nelson se emociona y explica que “cuando está la camiseta argentina de por medio a veces uno se va de su rol de periodista”; y agrega: “En el 86 también estuve. Viví algunas frustraciones en los siguientes 10 mundiales. Hay cosas que se logran y otras cosas a veces no se dan. Me siento partícipe por supuesto, más allá de no haber estado presente, y la satisfacción y la alegría es enorme”.

En más de 50 años como periodista, donde cosechó una carrera memorable, Walter Nelson guarda muchas anécdotas como cuando apodó a un joven jugador de Racing: “Maximiliano Morález tenía un apodo que a mí no me gustaba. Me resultaba muy despectivo que le dijeran enano. En el transcurso del partido le pensé uno nuevo, y le quedó Frasquito”; o como cuando le eligió el apodo de “Tigre” a Gareca.

Su carrera fue contemporánea con algunos de los mejores jugadores de toda la historia del deporte, por eso agradece de que pudo ver a “Pelé, Maradona y a Messi”, como también a “Pasarella, Kempes, el Beto Alonso”; aunque revela que “Diego fue el más grande, en cuanto a paladar futbolístico”.

Por último, habló del cariño de la gente a quién agradece: “Me pone muy feliz porque significa que debo haber hecho las cosas bien, más allá de que algunos errores tuve, por supuesto”; y reveló una anécdota con su nieta “Cuando era muy chica, salía y me preguntó: ‘Abuelo, por qué te saluda tanta gente?´”.